sábado, 24 de mayo de 2025

DESAYUNO CON DIAMANTES ♦️



Por primera vez en la historia de este blog, escribo  sobre una película romántica. No me he vuelto loco, si es lo que estás pensando (aunque un poco sí lo estoy). Simplemente, y después de casi diez años de inactividad bloguera, me apetece ampliar otras temáticas, sin dejar nunca de lado a Stallone y a ese cine con más testosterona.

Madurar es, para mí, hablar de otro tipo de películas, y hoy es un buen día para ello. Se cuela en este blog uno de los clásicos más emblemáticos de la historia del cine. Una obra que no puede pasar desapercibida a ojos del que esto escribe.

Soy de la opinión de que hay ciertos títulos en la historia del cine que todos deberíamos ver, de esos que algún día entrarán para examen. Títulos canónicos como 2001: Odisea del espacio, Blade Runner, Regreso al futuro, Pulp Fiction, Forrest Gump o la mismísima Matrix son parte de la historia del cine de Hollywood que no podemos pasar por alto.

En Desayuno con Diamantes seguimos a Holly Golightly (Audrey Hepburn), una joven y excéntrica mujer que vive en Nueva York y que se gana la vida como acompañante de hombres ricos. Paul Varjak (George Peppard), un joven y desganado escritor que se muda al apartamento de al lado, despertará en ella un interés romántico, lo que hará peligrar su estilo de vida bohemio.

La película, dirigida por Blake Edwards —director que basó prácticamente toda su carrera en la realización de comedias (véase la saga de The Pink Panther, con el siempre magnífico Peter Sellers)—, se ha ganado su lugar en el imaginario de los que amamos el séptimo arte.

No se trata solo de una historia romántica ni de una postal estilizada de Nueva York. Desayuno con diamantes es un filme que, pese a sus artimañas comerciales, se nutre de matices que conviene analizar.

Basada en la novela de Truman Capote, la adaptación cinematográfica suaviza y edulcora con maestría buena parte del tono original del libro. Sin embargo, sigue conservando una ambigüedad que la hace interesante incluso hoy.

Capote no quedó satisfecho con el resultado final de la película. Los personajes originales de su novela eran dos personas que se dedicaban a la prostitución y que se enamoran de manera platónica.

La figura de Holly Golightly, interpretada por una espectacular Audrey Hepburn —aunque transformada para evitar la censura de la época—, se desmarca en muchos aspectos de los estereotipos femeninos dominantes del Hollywood de los sesenta.

Lejos de ser únicamente un icono de moda, Holly representa a una mujer compleja y contradictoria, que se mueve entre la independencia y la inseguridad, la rebeldía y el deseo de encontrar su identidad y su lugar en el mundo.

Creo que Audrey Hepburn consiguió aquí su papel más icónico. Su interpretación de Holly Golightly se convirtió en un símbolo de estilo, carisma y vulnerabilidad, consolidando a la actriz como una de las estrellas de Hollywood que, años después, sigue siendo recordada.

Hablar de Desayuno con diamantes es hablar de glamour, estilo y moda atemporales. El vestuario, en especial el del personaje de Holly, ha influido en la moda durante décadas, convirtiéndose en un referente de elegancia y sofisticación.

Símbolo inequívoco del film es la canción “Moon River”, compuesta por Henry Mancini. Ganadora de un Óscar, es una de las baladas más reconocidas de todos los tiempos.

Un gran acierto del film es la mezcla de estilos cinematográficos. Se combinan de manera magistral la comedia con el drama y el romanticismo. La obra de Edwards es una ensalada de ligereza, humor y emotividad. Nos ofrece una historia que entretiene, al mismo tiempo que invita a reflexionar sobre la soledad, la identidad y el amor.

No puedo dejar de comentar la intervención de George Peppard en la película. El que sería, años después, Hannibal Smith en la serie El Equipo A y que —según mi abuela Rosa: "estaba como un tren"— resuelve con solvencia y naturalidad un papel de galán atípico para su tiempo.

Mi iaia Rosa, la que mejor definió a George Peppard 😃

El personaje de Paul Varjak no se corona como protagonista de la narrativa; aun así, funciona magníficamente como complemento perfecto del personaje femenino y verdadera protagonista del film. La química entre Peppard y Hepburn es palpable, regalándonos una historia romántica en pantalla que es creíble y emotiva.

Otra cualidad de la película es el diseño de producción. Pocas veces se ha mostrado un Nueva York de los 60 de forma tan idílica. La ciudad se convierte en un personaje más, mostrando lugares emblemáticos que transmiten glamour y elegancia.

Y si fueron importantes los exteriores, también lo fueron los interiores, rodados íntegramente en estudio. Son una lección magistral de cómo la decoración de los apartamentos de los personajes ayuda a perfilar sus personalidades.

Paul Varjak vive en un apartamento de hombre mantenido por su madura y adinerada amante. Lo vemos en la decoración barroca que, más tarde, podemos comprobar que es la misma que usa la amante en su hogar.

En cambio, el apartamento de Holly se muestra desordenado y poco decorado, lo que revela la falta de pertenencia y el caos interior en el que vive el personaje.

En esta película encontramos la que es, sin duda, una de las decisiones de casting más desacertadas en la historia del cine: la elección de Mickey Rooney para interpretar al excéntrico vecino japonés de Holly.

El desafortunado actor hace esfuerzos por intentar no parecerse a sí mismo, pero no lo consigue. Se muestra continuamente con un gesto retorcido, con una expresión que está entre la boca de pato y el dolor de muelas.


En el polo opuesto está Audrey Hepburn. Su interpretación abarca con maestría los diferentes registros que requiere un personaje que se diseña a partir de múltiples capas.

La película fue un éxito tanto de crítica como comercial. Su recaudación en taquilla refleja su popularidad y duradera influencia en la cultura popular.

Con un presupuesto de 2,5 millones de dólares, Desayuno con diamantes recaudó alrededor de 14 millones de dólares en todo el mundo, lo que equivale a unos 120 millones en dólares actuales.

Lo peor de la película es el mensaje final del film, que parece aleccionar a una mujer que, en un principio, necesitaba de su libertad para no perder su identidad. La trama acaba domando a un personaje con deseos de libertad para decirle aquello de “búscate un hombre que te salve de tu descarriada vida”. “Salvada” por un galán de turno que llega a decir aquello de: “—Tú me perteneces—”.

¡No somos nada my friend!

domingo, 4 de mayo de 2025

HOMENAJE A DAVID LINCH. SE ABRE LA FORTALEZA ESCONDIDA



Fuiste pintor, guionista, director y productor de cine y televisión. Único e inimitable en tu estilo surrealista. Nadie será como tú.

Lo confieso: no soy tu mayor fan, pero eso no impide que te reconozca y admire como mereces. Fuiste un director que, al romper convencionalismos, consiguió hacer avanzar el cine.

Trazaste un camino por el que luego transitaron directores más modernos, como Denis Villeneuve o el mismísimo Tarantino. Siempre fuiste a lo tuyo, priorizando lo que querías transmitir por encima de cualquier rentabilidad económica. 

Los "intelectuales" de turno trataron de apropiarse de ti, pero nunca ocultaste quién eras ni de dónde venías. Tus filmes no apuntaban al intelecto, sino a lo emocional. Quisiste hacernos soñar y viajar a tus mundos más surrealistas y perversos.


Algunos te acusaron de hacer un cine que no se entendía. Y, en cierto sentido, tenían razón: querías hacernos soñar más que pensar.


Gran creador de sueños y mundos oníricos, siempre bebiste de tu mundo interior, creando películas que apelaban a lo más primario de los sentimientos, pero sin caer en el sentimentalismo.

Con claras influencias del cine negro, pero siempre con un humor un tanto ridículo, fuiste muy difícil de imitar. Los valientes que lo intentaron sólo lograron parecerse en la forma (en el envoltorio), más que en el fondo.

Desordenado en tu narrativa, huyendo siempre de la estructura clásica de principio, nudo y desenlace. Fuiste un director que cambiaba a un personaje por otro, a un actor por otro y una historia por otra dentro de una misma película.

Domador de la música y el sonido, utilizaste ambas herramientas como nadie. Sabías dónde y cuándo colocar un ruido o una melodía para llevarnos a tu mundo de fantasía y locura.

Maestro Lynch, ahora te imagino en una habitación con cortinas rojas, sentado en un sofá junto a Laura Palmer. Ambos observáis a un hombre pequeño que baila frente a vosotros, justo antes de que entre el agente Cooper y le susurres al oído qué fue lo que te mató.


La mejor manera de rendir homenaje a un artista es hablar de su obra y de su legado. Por eso, os dejo un breve repaso a algunas de sus películas en este podcast, donde tuve el privilegio de participar:

 LA FORTALEZA ESCONDIDA 13-ESPECIAL DAVID LYNCH (Parte II)