Sí, sí habéis oído bien…¡deja el cine de acción!
Quizá os preguntaréis si se debe a una jubilación
“anticipada”, como el momarca de España, pues no. Resulta que lo que persigue
ahora es reorientar su carrera hacia personajes más dramáticos, dejando los
filmes en los que la acción es el fin y el guión un medio para lucir su todavía
buena forma física (yo quiero estar así a los 67). La decisión puede parecer
sensata y razonable, -tiene una edad en la que ya ha abusado mucho del rol de
héroe indestructible y no se puede mantener así para siempre (demasiado ha
estirado el chicle). En mi muy humilde opinión, esta decisión me parece algo
tardía.
Hace unos añitos, allá por el 1997, se cargó de buenas intenciones,
engordó para lucir barriga e hizó una intentona fallida de desencasillarse de
los héroes musculados a los que nos tiene acostumbrados. La película a la que
me refiero es Copland (James Mangold),
una película sencilla, sin demasiadas pretensiones, que no tuvo la repercusión
que Sly esperaba pero que dejó entrever que para el actor salir de una película
de tiros y músculo era posible. En los siguientes años, quizá debería haber
copiado un poco la carrera de Nicolas Cage y haber combinado más a menudo
cintas comerciales con papeles más dramáticos y/o arriesgados en películas más
independientes. Para mi dejó pasar una oportunidad de oro al rechazar el papel
que le ofreció Tarantino en Death Proof (2007) y que sí aceptó su compañero de
Tango y Cash (1989) Kurt Russell. Creo que le hubiera venido bien dejarse
patear por tres chicas para hacer una limpieza de imagen, quizá le hubiera
servido de plataforma para optar a otro tipo de papeles.
Diecisiete años después parece algo tarde para retomar las riendas de
aquella “nueva” carrera que pretendió con Copland.
Cierto es que con The Expendables supo rodearse de un
montón de actores para no cargar él solito con todo el peso de la película y
así poder apartarse de este tipo de proyectos. Esta misma táctica la ha
utilizado también con Plan de Escape (Mikael
Håfström), junto a su amigo Arnold o con la más reciente La Gran Revancha (Peter Segal), junto a De Niro.
Nos gusté o no, parece que Sly está decidido a, como
dice él mismo, volver a sus inicios donde era un
actor más dramático que un héroe de acción. Es cierto que Rocky ( John G. Avildsen, 1976) tiene sólo seis minutos
de combate y el resto es drama y para mí es un peliculón, ¿sabrá Sly ser tan
fresco como entonces y sorprendernos una vez más? Tengo mis dudas.