No contento con avergonzar a los espectadores en su “emotivo” monólogo en The Expendables (2010), Mickey Rourke vuelve a realizar again un ejercicio bochornoso, pero esta vez fuera de la pantalla. Y lo ha hecho con su “prometedora” vuelta al cuadrilátero, después de veinte años de ausencia.
A sus 62 años y con una forma física envidiable (ha
perdido 15kg), ha decidido volver al ring para demostrar que nada está muerto
hasta que no está enterrado, como diría Leone en Encerrado.
Ésta sería una hazaña digna de admiración si no fuera porque su regreso, en un
torpe intento de emular al sexagenario Rocky Ballboa
(2006), ha sido en una pelea amañada que no hace mas que sonrojar al que la
contempla.
El lugar elegido para este “espectáculo” ha sido nada
y nada menos que el estadio olímpico de Rusia, país donde el protagonista de Nueve Semanas y Media se siente cómodo, y donde ha llegado a
simpatizar con Vladimir Putin,
con el que se reunió en el pasado y del cual opinó que “le parecía un buen tipo”.
Esa noche se enfrentó a su compatriota americano Elliot Seymour,
de 29 años, que parecía que venía directamente de una despedida de soltero al
estilo Resacón en las Vegas. Hacía tiempo que
no se veía a alguien tan cansado antes de pelear, salió más desmotivado que
Rocky en su primera pelea con Mr.T en Rocky III, todo un desastre.
En cuanto el malo ruso de Iroman 2
empezó a propinarle puñetazos, el tal Elliot Seymour parecía ya bastante
aturdido, hasta que llegó el prematuro momento en que besa la lona, después de
un golpe en las costillas del sex symbol de los 90, un KO más que extraño.
Pasados pocos minutos, creo que en total el combate duró unos dos minutos y
medio (yo he tenido momentos de intimidad en el baño que han durado más tiempo),
Seymour
pide clemencia y se rinde mientras se sujeta a las cuerdas para no desplomarse.
Parte del público ovaciona al actor-boxeador y él se dedica a pavonearse y a
hacerse el enrollado abrazándose a su “victima”, que parece que poco a poco va
reviviendo bajo los flashes de las cámaras.
La realidad es bien triste; al parecer Rourke
atraviesa, otra vez, una mala racha y está prácticamente viviendo en la calle.
Esto podría ser el motivo que le hubiera llevado a realizar esta farsa de
pelea, la necesidad de ingresos rápidos puede haberle llevado a dirigir esta “película” con la intención de ganar algo de
calderilla para salir adelante. Esperamos que Sly lo rescate para The Expendables 4 y deje de hacer este tipo de espectáculos.
Ya sé lo que estáis pensando: SLYMACHINE no es un
blog deportivo así que; ¿qué credibilidad puede tener este artículo? Quizá mi
criterio no sea el más apropiado para valorar un combate de boxeo, eso es
cierto, así que lo mejor que puedo hacer es dejaros el vídeo de la pelea (es
muy corto) e invitaros a que juzguéis por vosotros mismos. Espero que disfrutéis,
o no.