miércoles, 7 de enero de 2015

NOSTALGIA POR LOS ZOMBIES


Todavía creo recordar la primera vez que vi un zombie…, fue en los ochenta (tendría yo unos siete años), un programa de TVE emitió un corte de La Noche de los Muertos Vivientes (1968) de George A. Romero, me quedé aterrorizado durante días. La idea de que los muertos volvían a la vida para comerse a los vivos consiguió desvelarme varias noches.

Aunque en las primeras películas de zombies existía un líder al mando de estas criaturas y que, de hecho, es un argumento más fiel al fenómeno zombie “real” haitiano, el zombie se ha presentado en la mayoría de películas como un ser sin voluntad, esclavo por su insaciable hambre de carne fresca, sin sentimientos, sin piedad, sólo movido por el instinto animal de hacer callar sus putrefactas tripas que no dejan de sonar. Distan mucho de los vampiros que, en comparación, resultan ser unos pijos que se permiten el lujo de elegir la sangre que desean beber.

El cine se ha llenado los bolsillos con esta figura terrorífica, protagonista de todo un subgénero dentro del cine de terror de serie B, o eso eran al menos las primeras películas de zombies, aquellas que con cuatro duros conseguían aterrorizar a un espectador que disfrutaba sufriendo con un cine que salpicaba la pantalla de sangre y carne mordisqueada.

¿Y cómo se puede luchar contra un ser animal que ni siente ni padece?, un ser al que le da igual perder un miembro mientras camina, atravesar llamas de fuego o ser tiroteado mientras persigue a su bistec con patas. La mayoría de películas del género han dado la misma respuesta a esta incógnita: atacándoles en la cabeza, ya sea con balas o con cualquier arma blanca, si les machacas la cabeza te los cargas, ya está.

Otras películas y series se han preocupado por abrir el debate de si son seres que pueden recuperar la condición humana de nuevo. Por culpa de este tipo de remordimientos siempre está el pobre personaje que es devorado por un familiar al que ha sido incapaz de eliminar. Algunos incluso han tenido graneros repletos de zombies por si algún día daban con la cura de estos familiares perdidos. También existe el topicazo del “bueno” que es mordido pero que tarda más que cualquier otro en transformarse, dándole tiempo de hacer una última buena causa en contra de sus futuros hermanos de sangre.

Los zombies han servido de metáfora de la amenaza de la extinción del ser humano –con elementos que también se han repetido en las películas de invasión alienigena- los paralelismos ante hechos de la historia son más que evidentes: holocaustos, guerras o epidemias son hechos que han servido de inspiración para las cintas de zombies. Al final el hombre debe luchar ante una amenaza superior a él con el fin de sobrevivir y perpetuar la raza humana.

Todas estas características hacen de los zombies uno seres muy queridos por los amantes del cine de este género. Con los años se les coge el mismo cariño que se le tiene a un Alien o a un Predator. Porque al final son siempre ellos los verdaderos protagonistas de las películas, por delante de los humanos o víctimas de la función. ¿Quién no ha sonreído alguna vez al ver la mordedura de un zombie a un personaje que te ha caído mal?


La Noche de los Muertos Vivientes, 1968

Termino este nostálgico artículo sin más referencia que la película La Noche de los Muertos Vivientes (1968) de George A. Romero, ya que es para mi el referente del cine de zombies. No perderé el tiempo en comentar cómo se ha ido edulcorando este tipo de criaturas a lo largo de los últimos años. Prefiero quedarme con el mal sabor de boca que dejaban las películas con zombies de verdad.

Quizá te interese: http://schwarzeneggermachine.blogspot.com.es/2015/01/una-de-zombies-para-arnold.html