lunes, 25 de mayo de 2015

PLAN DE ESCAPE


Normalmente no suelo escribir sobre películas que no han aportado nada, ni bueno ni malo, a mi cultura cinéfila pero uno debe ser fiel a sus amigos y atender a aquellas peticiones que, de tanto en tanto, me reclaman.¡Va por ti Isabel!

En los noventa yo era un chico con mucho acné y pocas ilusiones, uno de mis sueños era poder ver un día a Stallone y Schwarzenegger compartiendo cartel en alguna película de acción. No sabía que debería esperar hasta veinte años para que mi sueño se hiciera realidad. Más impaciente que un adolescente a punto de perder la virginidad, me acomodé en el salón de mi casa para ver, por fin, una peli de acción protagonizada por los das grandes iconos del cine de este género. Lo que no podía adivinar en ese momento era que iba a sufrir uno de los peores gatillazos cinematográficos de toda mi cinéfila vida.

Plan de Escape parte de una premisa que pareciera ser la ideal para reunir a los dos pesos pesados del cine de acción de los ochenta y noventa: un experto en prisiones (Stallone) es encarcelado en una futurista prisión de máxima seguridad de donde deberá escapar con la ayuda de otro preso (Schwarzenegger), un veterano entre barrotes que le proporcionará los medios necesarios para tan arriesgada misión.

Es evidente que para reunir a estos dos musculosos monstruos no era necesario escribir una nueva versión de Ciudadano Kane, pero una escritura con algo más de chispa y alma no le hubiera sentado nada mal a este pantanoso proyecto. Aunque el guión no es lo peor de la cinta, sin duda lo más reprochable del film es contar con un director que no sabe rodar acción. El poco motivado Mikael Hafstrom se limita colocar la cámara donde le parece que molesta menos, con un lenguaje visual parecido al de un publi-reportaje de leche, se dedica a rodar con sosería y pocas ganas unas escenas que reflejan muy poco respeto a los fans de Arnold y Sly. El peor ejemplo de ello es la pelea entre los dos protagonistas, muy esperada por muchos de nosotros, tiene tantos cortes de plano y es tan poco creíble que parece sacada de algún episodio malo del Equipo A.

En mi opinión el que mejor sale a flote en este mar de penurias es el ex-gobernado de California. Schwarzenegger es de lo mejor de Plan de Escape, ya que afronta con desenfado, incluso con pinceladas de auto parodia, un papel de secundario que ensombrece a un desganado Stallone. El protagonista de Rocky se ve “encerrado” en un personaje que se empeña en ser más listo de lo que parece y se esfuerza tanto en parecerlo que llega a cansar a un público que hecha mucho de menos al preso Leone de Encerrado. Y contra todo pronóstico, la química entre los protagonistas es nula y es una lástima, sobre todo , cuando uno puede comprobar que fuera de pantalla sí existe esa química que es fruto de una amistad de más de treinta años y demostrada en numerosas apariciones públicas. Lástima que esa energía no se destile dentro de la gran pantalla.

Del resto del reparto poco hay que decir. Muy fuera de lugar está en esta cinta Jim Caviezel, más empeñado en hacer muecas y gestos histriónicos que en hacer mínimamente creíble un alcaide que, por otro lado, parece haber escrito Francisco Ibáñez para alguno de sus geniales tebeos de Mortadelo y Filemón. Se pasean por ahí también los nombres de Sam Neill y Vincent D’Onofrio, dos excelentes actores desaprovechados en papeles secundarios que ni suman ni restan, toda una pena.


En suma, Plan de Escape será recordada (aunque mejor olvidar)  como “lo que podría haber sido y no fue”, toda una decepción para los fans de las dos glorias del cine de acción, un proyecto fallido por culpa de dejar el encargo a un sosias como Mikael Hafstrom. Para esta película no necesitábamos un gran guión sino una dirección entusiasta y ganas de dignificar a dos grandes figuras, que todavía gozan de una reputación y un público fiel que les seguirá allá donde vayan.