Nuestro Sly acaba de cumplir 70 primaveras y parece
que su cuerda dura y dura... como aquel conejto del anuncio de pilas alcalinas.
Incansable, imparable y muy reciclable. Así es Stallone, un tipo duro que hoy
vive una segunda, tercera o quizá cuarta juventud, plagada de buenos momentos y
un merecido reconocimiento. Por fin. Stallone, un tipo inquieto con múltiples
inquietudes artísticas, polifacético e incansable: pintor, guionista, director,
productor y actor. Una persona con la misión de expresar ya sea con un pincel,
una pluma o una cámara
En una época donde triunfaban las caras de Paul
Newman y Dustin Hoffman, el desfigurado rostro de Stallone consiguió hacerse un
lugar en Hollywood. ¿Había nacido una estrella? Los cánones de belleza de ese
momento paracían decir todo lo contrario, pero el actor diseñó su carrera como
diseñaba sus entrenamientos. Constancia, esfuerzo y una disciplina a prueba de
golpes son cualidades que destacan de un tipo que siempre se ha crecido ante la
adversidad.
Los años le han convertido en un icono. Rocky con
Stallone, Stallone con Rock. Personaje y actor, juntos, inseparables para
siempre. Un tándem que es símbolo de superación, del triunfo del que está
acostumbrado a perder. Representación del viejo y ya caduco “sueño americano”.
Todo ello con permiso del Sr. Rambo, el segundo personaje por el que Sly
siempre será identificado pero con la falta de carisma y empatía del púgil
italoamericano. Dos iconos atemporales que han acompañado al actor a pesar del
paso de los años y que se han convertido en dos símbolos de la cultura popular.
Sylvester Gardenzio Stallone cuenta ya 70
primaveras y lo celebra recogiendo los frutos del esfuerzo invertido en el
pasado. Con el sabor de boca de un recien estrenado Globo de Oro y con cierto
aroma de un Oscar que al final no fué para él. Atento y respetusoso con la
prensa y los fans, un tipo con la cabeza en las nuebes y los piés en la tierra.
Un símbolo de un cine de acción que ya
no volverá, desfasado en su concepción pero inmortal en sus valores. Siempre
vamos a necesitar héroes, gente que se levanta cada vez que cae, como Balboa,
como Stallone.