Ahora
que ya va tomando más cuerpo la precuela de Blade Runner, es momento de
revisitar el original de nuevo. Me gustaría hablaros más de los errores y
contradicciones que- a mi modo de ver- la transformaron en la obra maestra que
conocemos más que de sus aciertos y virtudes.
Y
es que pocas películas post-modernas han hecho verter tantos ríos de tinta como
Blade Runner. Debe de ser una de las películas más discutidas de la historia
del cine, y eso que para los rígidos estándares académicos se trata de una
película “reciente”…
A
pesar de que no fue construida para ser tal (se hizo, como todo negocio, para
ganar montañas de dinero) estamos hablando de una de las películas de culto
definitivas.
¿Que
qué es una película de culto? “Culto” no se refiere a seguimiento fanático, ya
que para eso tenemos los “Señores de los anillos”, los “Star Wars” y los “Star
Trek”.
ESO
es culto febril a una película: hacer el saludo Vulcano, esperar horas en una
cola a la intemperie para ver la mierda el Episodio I de Star Wars o
ponerte un disfraz que ni Paco Clavel se pondría para ir a ver a Gandalf y
compañía ir andando durante tres películas -como se relata en Clerks II-
hasta la montañita de marras y tirar allí el anillo.
No,
ese “culto” se produce cuando una película que no ha sido un éxito de taquilla
ni de crítica y parece abocada a perecer en el olvido resurge gracias a una
nueva generación de admiradores que la “redescubre”, la “rescata” y la “devuelve”
a la primera plana.
¿Sueñas con unicornios? |
Hoy
en día películas como “2001”
y en menor grado “La Cosa ”
(la de Carpenter) o “Brazil” se dan por hecho que son obras maestras
inconmensurables, pero la verdad verdadera es que cuando salieron se la pegaron
con todo el equipo.
Blade
Runner, de 28 millones de $ que costó tan sólo recaudó 32 millones (otra cosa
es lo que ganó en video y con los “recuts” de Ridley Scott).
Es
decir, fracasó.
Tengo
que hacer un inciso para demostrar el extraño influjo que tuvo esta película
sobre el público de su época (sobretodo los jóvenes). Dudo ser el único al que
no le gustara Blade Runner en su momento *1. Yo la vi en video (cómo
olvidar aquella horrenda carátula que tenía Warner para la peli en España)
y no entendí un carajo. No me gustó. Sólo me gustaron las navecitas, los
replicantes y los disparos. Nada más. Tenía 10-12 años así que no seáis duros
conmigo.
Así
que ya vamos llegando a dónde quería llegar: al por qué no gustó en su momento.
Y es que esta película lo tenía todo para fracasar…y fracasó.
¿POR QUÉ FRACASÓ?
La(s)
clave(s) del éxito es (son) algo muy complicado, tanto que hay gente que la(s)
busca toda la vida y no encuentra el más mínimo atisbo de él (ello). O al
contrario: también hay gente que no lo busca o no lo merece y lo tiene. No sé
por qué estaré pensando en David Bustamante en este mismo momento…
El
negocio cinematográfico es muy bizarro. Dos soplagaitas cogen cámaras de vídeo,
hacen algo como “La bruja de Blair” o “Paranormal activity” y se hinchan a
ganar pasta.
En
cambio, un gran estudio apuesta un pastizal en “John Carter” y piensa que a la
muchachada le va a molar el rollete de Marte. O que la gente va ir corriendo a
ver la “La puerta del cielo” y disfrutar de sus casi 300 minutos de western
épico-artístico. O filmas “Gigli” pensando que no puede haber algo mejor en el
mundo que ver a Ben Affleck y el culo de JLo meneándose por la pantalla. PERO
NO. Se la pegaron con todo el equipo, y hasta llegaron a hundir el barco por completo
(caso de United Artists, por ejemplo)
Otro
problema que tuvo que afrontar Blade Runner fue su año de filmación: 1982. Fue
un año con una competencia durísima y de calidad nunca vista. Fue el año de
E.T., Conan, Poltergeist, La Cosa ,
Tron, Star Trek II, Tootsie, Gandhi, Creepshow, Oficial y Caballero, Acorralado,
Annie, Cristal Oscuro, Límite: 48 horas, Porky’s, Rocky III… obviamente todas
pugnaban por un mercado limitado y muchas cayeron en la batalla.
La desgana de Ford le vino muy bien a su personaje |
Pero
mucho antes de eso, Blade Runner empieza como una translación a la pantalla del
relato “Do Androids
Dream of Electric Sheep?” del cachondo de Philip K. Dick,
alguien al que tampoco se le entendió en su propia época…el pobre, desde su
dimensión paralela, debe de estar retorciéndose de rabia viendo como sus
herederos se forran con los derechos de sus muchas adaptaciones que AHORA SÍ
interesan.
Si
leéis el relato o intentáis escuchar la horripilante recreación que hicieron
los de RTVE (qué poca gana pusieron y qué malos actores escogieron, tan
solo el malogrado Álex Angulo lo borda como Tyrell) veréis que hay no pocas
diferencias con el material original.
¿DEMASIADOS COCINEROS
ESTROPEAN LA SOPA ?
Vamos
a entrar en harina con la producción, y al principio de todos los problemas.
El
GENIO de Alan Ladd Jr.*2 y su fugaz productora “The Ladd Company” dio luz verde
a Blade Runner y le asignó un director de postín: Ridley Scott.
Aunque
Scott estaba acostumbrado a torear en malas plazas, tenía poniendo la pasta a
tipos de negocios duros como Bud Yorkin, productores a la vieja usanza que no
se andaban con chiquitas. Ya sabéis, viejunos masca-puros que con sólo escuchar
palabras como “visión artística” o “libertad de creación” tienen un jamacuco.
Era un matrimonio destinado al fracaso, y de hecho la gestación de la película
fue una pesadilla para todos ellos.
Para
acabarlo de arreglar, al tarado de Philip K Dick tampoco le había gustado el
guión original de Hampton Fancher, así que se llamó a un entonces desconocido,
David Peoples, que le dio lustre y que parece ser que fue el lumbreras que
introdujo el famoso concepto “replicante” en el meollo.
No
es necesariamente malo que se reescriba un guión o haya muchas manos en él, de
hecho hay blockbusters con muchas firmas o cambios sustanciales. Ya que estamos
en Slymachine, supongo que sabréis que el auténtico final de “Acorralado”, y el
que tenía la novela que adapta, acababa con John Rambo suicidándose durante el
asedio final. Un final más acorde con el tono de la película pero que, como
se demostró después, tiraba millones de dólares por el sumidero.
Hasta
aquí no hay nada extraño ni típicamente Hollywoodiense. Lo que no suele ser
normal es que a partir de entonces todo fuera una rápida sucesión de
despropósitos y desencuentros.
Rutger Hauer |
Philip
K Dick parece que sí que quedó más contento con la reescritura y con una
demostración de efectos de Douglas Trumbull. Con el beneplácito de Dick (que
murió durante la producción de la película) se iniciaba algo más parecido a una
batalla-ampliamente documentada- que a un rodaje.
Si
empezamos con el casting y echamos un vistazo a la lista de gente en la que se
pensó para ponerse en la piel de Deckard vais a flipar pepinillos: Dustin
Hoffman, Gene Hackman, Sean Connery,
Jack
Nicholson, Paul Newman, Clint
Eastwood, Tommy Lee Jones, Arnold Schwarzenegger, Al Pacino
y Burt Reynolds.
Hoffman
era el que estaba mejor posicionado y de hecho se hicieron
storyboards con su rostro, pero al final fue un Harrison Ford fresco del
éxito de “En busca del arca perdida” el que se llevó el gato al agua (aunque
sólo aterrizar en la producción se dio cuenta que había sido un error)…la cosa
distaba mucho de empezar con buen pie.
Resumiendo:
Como luego se supo, empezamos por unos productores que amenazaban con quedarse
la producción si había un solo centavo por encima del presupuesto, un guión que
no gusta y se reescribe y ahora continuamos con un actor protagonista que ha
declarado en repetidas veces que no le gusta la película y que chocó con Scott
tantas veces que no ha vuelto jamás a trabajar con él* ¡BIEN! ¡Vamos BIEN!
¿PERO POR QUÉ SALE BIEN A PESAR DE TODO?
Básicamente
porque sus errores jugaron a su favor. Me explicaré.
Empecemos
a reflexionar sobre una de las claves del éxito de la película: el hastío,
cinismo y desgana que imprime Harrison Ford al personaje no eran fingidos: el
pobre Ford parecía que hubiera preferido estar rellenando la declaración de la
renta que haciendo la película.
Si
se quería transportar al futuro a uno de los duros detectives del cine negro de
los 40-50 se consiguió a la perfección (Deckard me recuerda mucho al Mike
Hammer que interpreta Ralph Meeker en la maravillosa “El beso mortal”)
Su
característica mueca de asco puebla el metraje, y hasta parece ser cierta la
anécdota que dice que estaba tan y tan cansado durante el rodaje del famoso
monólogo de Batty que se durmió durante la escena. Si os fijáis bien el tipo parece
estar a un solo parpadeo de quedarse KO.
Por
otro lado, la producción, en un giro típico de Ridley, se había salido de madre
y de presupuesto. Los productores empezaron a recortarlo y a exigir que se
sacrificaran escenas. Por eso, entre otras cosas que sí que se filmaron y que
se han podido recuperar, no tenemos lo que hubiera sido un maravilloso prólogo
en un planeta distinto a la tierra, con Batty y los replicantes rebeldes
surgiendo de una cinta transportadora llena de cuerpos de replicantes muertos
que lleva a un horno. Matan a los guardas y la escena acababa con Batty
señalando a un punto en el cielo: la tierra. El único rastro de este prólogo
queda en la introducción escrita.
Otras
escenas acabaron en los Director’s cut o en menor medida, como extras de DVD.
Es una lástima no poder ver un “Super Blade Runner”, pero al menos las tenemos
ahí para visionarlas; sin embargo, la película al ajustarse al presupuesto y
utilizar el ingenio y la contención, ganó en creatividad.
En
una película ambientada en el futuro tienes que contar con buenos artistas de
efectos especiales o acabas con algo como “Starcrash,
choque de Galaxias”. Scott los tenía: Douglas Trumbull y Richard Yuricich, las
maravillosas maquetas y naves que tanto realismo dan y que tan en ridículo
dejan a los fríos CGI actuales, un ARTISTA de la visualización como es Syd Mead
(que también trabajaría ese mismo año en TRON)… ¡y eso que Moebius rechazó
trabajar en ella!
Y
es que los supuestos errores potenciales se convirtieron en aciertos. Por
ejemplo, los coches voladores quedaban tan rematadamente mal, que para disimular
su pobre presencia, saturaron la luz trasera con xenón y utilizaron lentes
especiales en la cámara, creando una especie de bola de luz brillante. El
efecto gustó tanto que ahora todo el mundo lo admira…pero fue una decisión
puramente ornamental, no artística.
¿Quién no ha querido ser serpiente alguna vez? |
Y
en un gesto que David Fincher luego copiaría en “Seven” (reconocido por él
mismo), Scott, para paliar el efecto retro de los decorados del “lot” de Warner
(que habían salido en innumerables películas) lo pobló de cañerías, neón,
plástico…y lluvia. Lluvia a cubos. Tanta que si ves la película dan ganas de
abrir un paraguas aunque estés en casa.
Si
os fijáis bien, se ve claramente la fachada “de falsa arquitectura” bajo toda
la ornamentación. Pero en un toque de genio, Ridley Scott puebla Los Ángeles
del 2019 con masas de gente, una superpoblación que abruma al espectador y hace
que no se fije en el cartón piedra y los hilos de los coches voladores.
EL EFECTO “DECKARD ES
UN REPLICANTE”
Otro
de los aciertos de contar con alguien como Ridley Scott y no Uwe Boll al mando
es su afilado sentido intelectual. Scott tampoco es Kubrick, pero sabe dotar a
sus obras de cierto toque de autor. Eso sí, luego saca cosas como “La teniente
O’Neill”, o “Exodus” y te dan ganas de escupirle en la cara.
No
voy a entrar en el rollo de la voz en off, el unicornio y los ojos brillantes que
se le ven a Deckard en su escena con Rachael, porque soy de los de la opinión
que Scott, algo harto de la producción, se dedicó a meter un poco de cizaña
intelectual en el metraje sin más intención que confundir. Debió pensar que “no
tendré la película que quiero, así que le meto estas morcillas y me divierto”.
Paul
M. Sammon, en su recomendable libro “Future Noir: The making of Blade Runner”,
afirma que Scott sí que dejó claro que Deckard era un replicante, y que incluso
Fancher, el guionista principial, dejó escrito un final ambiguo: Al final se
veía a Deckard llegando a casa, sentándose a tocar el piano, pero sin poder
hacerlo ya que tenía calambres en la mano…calambres parecidos a los de Batty
cuando empieza a llegar su fin. The End.
El
final del segundo escritor, David
Peoples, también tenía telita marinerita: Deckard mata a Gaff (intepretado por
Edward James Olmos) ya que a su vez intenta matar a Rachael; llega a casa y
espera a la poli con un arma para enfrentarse a los que vengan a buscarle por
matar a Gaff. La voz en off filosofaba sobre ser replicante o ser humano, sobre
tener dios o tener un creador como Tyrell. Se ve que Scott malinterpretó esa
voz en off final y pensó que Deckard era en realidad un replicante.
Pero
eso es harina de otro costal y una pincelada más metafísica al pastel, que
merece una discusión a parte. El caso es que en vez de enmarañar la película y
dejarla hecha unos zorros, le da un nuevo enfoque y abre las puertas a que los
revisionados “pajilleros” (clave para que una película pase a status de culto).
Googlead “Deckard
replicant” y ya veréis la de cientos de páginas y entradas que hay sobre el
tema. Otro “error” que pasa a ser acierto.
Mientras,
el rodaje se recrudece, ya que a Ridley no se le ocurre otra cosa que poner a
parir a los “crew” americanos y decir en una entrevista que los británicos sí
que son buenos y que le llaman “gov'nor” (el equivalente a nuestro “jefe”). Eso
desata un mal rollo tremendo y acaba de dinamitar la poca camaradería que
quedaba. Por si eso fuera poco, el magnífico fotógrafo Jordan Cronenweth tiene
que acabar el rodaje en silla de ruedas ya que cae víctima del Parkinson.
EL PURGATORIO DE LA POST-PRODUCCIÓN
Y
así, a trancas y barrancas se acaba de rodar la película, se hace un montaje de
113 minutos (el famoso y durante décadas inaccesible “workprint”) y se presenta
en un pase de prueba en Denver y Dallas. Ya sabéis como funciona: se proyecta
la película a un público que no sabe qué se le va a poner y se pasan unas
tarjetas con preguntas para dilucidar la opinión del respetable.
Este
montaje contiene diferencias con lo que acabaríamos viendo:
· No está la famosa introducción escrita
· No hay escena de unicornio
· Cuando muere Batty, hay planos diferentes y
voz en off diferente (después
de la muerte tan dramática y Shakesperiana de Batty la voz en off de un hastiado
Ford en la V.O. se cargaba toda la magia de la escena)
· No había final feliz
Desafortunadamente,
los espectadores del pase de prueba no la entienden y la crucifican a base de bien.
A los productores les entra el cague y deciden hacer un montón de cambios.
Ridley Scott y Harrison Ford, valedores de la primera versión, más oscura,
tiran la toalla y ceden a la presión.
Y
entonces, con una mala gana y mala hostia considerables (tan sólo tenéis que ver el
careto con el que Harrison Ford rueda el “final feliz”) se hacen los
siguientes cambios:
· Como la gente no
entiende ni papa, se añade la voz en off para tapar agujeros (escuchad el original para
comprobar las pocas ganas que le pone Harrison Ford) Esto va por gustos,
pero a mí particularmente no me desagrada.
· Se añade el final
feliz donde se van Deckard y Rachael en coche hacia un mundo mejor, remontado
con escenas sobrantes de exteriores de “El Resplandor”. Es un final cutre y
relamido hasta la saciedad y que torpedea casi todo el crédito ganado antes.
· Se editan escenas, se
cambian planos, etc.
Finalmente,
con todos estos cambios se estrena.
AY QUE MALA PINTA
TIENE ESTO…
Eso
es. La película apenas recupera la inversión y los críticos la masacran. Sí,
puede sonar increíble, pero obtuvo unas críticas sangrantes y que acabaron por
matar el impulso de la película. Tras un segundo fin de semana de pobre
recaudación la marcha fúnebre comenzó a sonar en los despachos de The Ladd
Company y la película aguantó sólo un mes en cartelera (ahora es un milagro,
antes era una ruina)
Lo
que mal empieza, mal acaba. Pero Blade Runner no se dejaría enterrar tan
fácilmente. De hecho daría más guerra de la que cabría esperar.
Daryl Hannah |
EL DIRECTOR’S CUT Y
RENACIMIENTO
Se
suele decir que las obras de arte no se acaban, tan solo se abandonan. Ridley
Scott dejó la película de lado hasta que comprobó que:
a) Gracias al video, la gente pudo parar la
película, rebobinarla, detenerla, y en definitiva entenderla mejor. Eso le
otorgó miles de nuevos fans ávidos de explicar en tertulias de bar las bondades
de esa película que mucha gente no vio ya que escogió para ver, digamos,
“Porky’s”.
b) En 1990 se produce un hecho clave para el
futuro de la denostada Blade Runner: se proyecta en Los Ángeles, sin que nadie
lo sepa a priori, el infame “Workprint”, que deja a legiones de fans extasiados
al comprobar que aquello era el sagrado grial; a pesar de su tosquedad (es un
montaje de prueba, no lo olvidemos) todos flipan al poder ver la película sin el
infame final feliz.
Hay
movimiento de fans, publicaciones y fanzines (sí, amigos, esto era
pre-internet) y Scott se atreve a remontar “su” película, la que le
“arrebataron” de las manos. Como hizo Steven Spielberg años antes con
“Encuentros en la tercera fase”, sólo que en aquel caso Spielberg ya era el
niño mimado de Hollywood.
Así
pues, llegamos al “Director’s cut” (1992) de la película, que contiene todas
estas diferencias:
· Aumenta la duración a
116 minutos.
· Se quita la voz en off
· Se añaden las escenas
del unicornio para apoyar la teoría conspirativa de que “Deckard es replicante”
(y no, no son escenas sobrantes de “Legend”, se rodaron ex profeso para Blade
Runner), con lo que el unicornio de origami de Gaff que se encuentra Deckard en
la puerta de su casa cobra sentido pleno.
· En vez del final
feliz, la película acaba abruptamente cuando se cierra el ascensor que lleva a
Deckard y Rachael (no es un corte porque sí, la película originalmente acababa
así, y es genial porque te devuelve-nunca mejor dicho- de un portazo a la
realidad)
Posteriormente
encontramos el “Final Cut” (2007), que se trata en mi opinión de un ejercicio
mercantilista y ciertamente superfluo. Sin embargo, las escenas de la muerte a
tiros de Zhora (Joanna Cassidy), donde se incorporó la cara
de Joanna en el cuerpo de la doble, hacen ganar mucho a la escena. No he
querido hablar de ella antes, pero si os fijáis bien en la escena original hay
tantos errores de continuidad que es como para echarse a llorar. Eso sí, para
mí sobraba la nueva escena del vuelo de la paloma. El porqué lo reservo para el
final.
EPÍLOGO
Una
escena en particular refuerza mi idea de que la película está envuelta de un
halo fascinante. Supongo que recordáis
la gloriosa muerte de Batty y su famoso monólogo. Ya sabéis que cuando muere,
la paloma que está agarrando con su mano sale volando.
Cuando
echa a volar vemos una escena que: a) no está rodada en una ciudad, sino la
fachada de lo que parece una fábrica (de hecho es el exterior de un estudio
inglés), b) no tiene lluvia, cuando estaba cayendo a mares y c) ¡no está rodada
de noche, sino en pleno día!
La
película en esos momentos te ha llevado a un estado de trance, suspensión de realidad y de absorción tal que
no me importó comprobar que la escena era en realidad un pegote de última hora.
¡Coño, es que también funciona! Y me jorobó ver que en el “Final Cut” la habían
substituido porque rompe ese extraño y retorcido hechizo. Para mí era como una ventana
de luz clara en medio de aquella pesadilla urbana, oscura y lluviosa, mucho
mejor que el “supuesto” final feliz.
En
fin.
En
mi opinión, y resumiendo, al contrario de lo que reza un famoso refrán inglés,
aquí sí que “muchos errores hicieron un acierto”.
Gracias
por leer. No me seáis replicantes. Revisitad “Blade Runner”.
*1:Para
otro ejemplo, escuchad el maravilloso podcast
de Carne de Videoclub donde alguien también lo comenta.
*2:
Que sepáis que este señor, hijo de uno de los actores con más cara de palo de
todos los tiempos, como ejecutivo dio luz verde a: La Guerra de las Galaxias,
Alien, Blade Runner, Callejón Infernal, Carros de fuego, Elegidos para la
gloria, Thelma y Louise, Atmósfera Cero…