Querido Sly, 69 años y todavía sigues dando caña como cuando tenías 30.
Te
quisimos en los setenta y en los ochenta, te olvidamos en los noventa y nos
regaleste tu resurrecció en el 2000.
Felicidades
por todos tus éxitos y por tus fracasos, gracias por existir y por sobrevivir a
base de ciclos de crecimiento.
Te
queremos.